Si el tiempo propagase olores, nos acercamos a un
momento del año en el que la fragancia del ambiente festivo huele a familia, a
hogar, a castañas, y a turrón.
Las calles de nuestros pueblos quedaran engalanadas,
con tenues luces, que acompañaran a los cánticos navideños.
Aunque fieles a la
realidad, estas próximas fiestas navideñas seguirán teñidas tristemente por una
crisis, no incluida en la lista de nuestros deseos a Olentzero.
En la mitología romana bajo el nombre de Fortuna, emergía una
diosa benefactora de la suerte de todos los mortales. Se la representaba en
forma de rueda, o ruleta, de ahí la llamada “ruleta de la fortuna”.
Incluso en
la imaginería y el santoral católico emerge la figura de San Pancracio, abogado
de los afligidos y de la pobreza; al que muchos colocan cierto aditivo culinario
de color verde, como reclamo de la buena suerte.

¿Cómo se ha portado la diosa romana, a lo largo de la
historia, con los vecinos de esta localidad vizcaína?
Un
quinto premio en 2011
En la historia más reciente hay que retroceder al día 22 de
diciembre de 2011, cuando el número 12.249, inundó de felicidad los
corazones de muchos vecinos del barrio basauriarra del Kalero. Los 9 millones
de euros que repartió el bar Goikoa, permitieron pasar, unas fiestas con cierto
desahogo, dejando por breve tiempo, aparcadas las dificultades económicas de un
país en recesión.
El
segundo premio de 1997
Algo más de dos décadas antes, en el sorteo celebrado en 1997, el cuerno de la abundancia de
la diosa romana, abrió su fuente y ofreció un presente a varios miles de
basauriarras, y por ende a vecinos de otras localidades.
La mañana de ese lunes, en que a través de los transistores y
la televisión, muchos vecinos estaban pegados a las voces blancas
de unos niños; de repente escucharon un número: ..¡42.088!..
Y como si fuese una explosión nuclear, la alegría se
desbordó, con amplías manifestaciones de júbilo en forma de cava, o agua de
Bilbao, ante tamaña ocasión.
La prensa de la mañana siguiente, se hizo eco de la resaca
festiva que vivió Basauri:
Pero
donde más banqueros hubo ayer fue en Basauri, localidad vizcaína que se
encontró ayer con 14.400 millones de pesetas. Sólo el colegio privado
Cooperativa de Basauri repartió cerca de 5.000 millones entre los padres de los
alumnos.

Incluso
las siete encargadas de la cocina del colegio daban ayer saltos de alegría
mientras empinaban el codo con cava y guardaban a buen recaudo sus décimos.
Todas menos una, que por un enfado con la vendedora se negó a comprar ningún
décimo. A pesar de ello, ayer aseguraba que se "iba al Caribe con
Curro" y sus amigas.
El quinto de 1995
Dos años antes, y como de puntillas, esas bolitas con inscripciones numéricas quisieron agasajar de soslayo a Basauri. A las doce de la mañana, en la octava tabla, en el
cuarto alambre, los niños del Colegio de San Ildefonso cantaron el número
13.664, un quinto premio de 7.200.00 pesetas a la serie repartido en seis
localidades del estado, entre ellas Basauri.
El gordo de 1908
Más de un siglo separan de un "gordo" la historia de la lotería de Navidad en Basauri. En diciembre de 1908 el sorteo
navideño se celebró un martes cuando la vida en nuestra localidad seguía su curso,
siendo ajena a los entresijos de dicho juego de azar. Por aquel entonces, y en la vorágine del cambio demográfico por la industralización, Basauri contaba con 2.539 habitantes. En el barrio de Echerre,
residía una familia de labradores los Gurtubay-Azcue, cuyos progenitores José
Miguel de 58 años, trabajador de la Basconia, y María Josefa, de 57 años,
repartidora de leche sacaban adelante a una amplia familia de ocho hijos. Unos
años antes, el primogénito de sus vástagos, Álvaro, había abandonado el
terruño, para marchar a México junto a dos de sus hermanos.
En el transcurso de uno
de sus viajes para visitar a la familia en el otoño de aquel año, adquirió
medio billete del número 35.819, del que obsequió, siguiendo la tradición
familiar, con dos décimos a sus padres; llevándose consigo los otros tres.
Quiso el azar congraciarse con esta familia, ya que
del bombo se extrajo el citado número, ¡1.200.000 pesetas de la época! fueron a
parar a las arcas familiares. Una década la de 1900-1910, en la que una familia vizcaína de 4 a 5
miembros, tenía un gasto medio diario de 4,55 pesetas[1].
La prensa a nivel del estado se hizo eco de la noticia:
“En
la afortunada lotería del señor Muñoz se ha presentado esta mañana un anciano
como de 60 años llamado Miguel Gurtubay, en compañía de un niño, nieto suyo. Ha
presentado al lotero dos décimos rogándole mirara si estaban premiados. Cuál no
sería la estupefacción del lotero, y la emoción del anciano al ver que los dos
décimos correspondían al billete 35.819, premiado con 6 millones.
El anciano loco de
contento ha pensado en comprar el caserío donde habitaba. El lotero señor Muñoz
aconsejó al afortunado Gurtubay que depositase los dos décimos en una casa de
crédito, y así prometió hacerlo.”
En pleno siglo XXI, la era de la revolución
tecnológica ¿volverán la suerte, y la diosa romana a visitar esta localidad?
La situación laboral, el comercio local, cada vecino y vecina tienen con toda
posibilidad, una razón que sostiene sus deseos de ser premiados. ¿Volverá el
gordo, o uno de sus hermanos a visitarnos? Si así fuese, que sirva para el gozo
y disfrute de los agraciados, y si no señores, al menos, que tengamos salud.
[1]
El coste de la vida en Erandio: 1892-1924.
Ander Iturbe March. Cuadernos de Sección. Historia-Geografía 22 (1994)
p. 225-238 Donostia: Eusko Ikaskuntza
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